miércoles, 10 de octubre de 2012

Galeano y el fútbol

Eduardo Galeano, genio de las palabras, desentrañó estas verdades del corazón de la pelota.


Está probado, y está probado con toda certeza, que el mundo gira en torno a la pelota que gira: la final del mundial 94 fue contemplada por más de dos millones de personas, el público más numeroso de cuantos se han reunido a lo largo de la historia de este planeta. La pasión más compartida: muchos adoradores de la pelota juegan con ella en las canchas y en los potreros, y muchísimos más integran la tele platea que asiste, comiéndose las uñas, al espectáculo brindado por veintidós señores en calzoncillos que persiguen la pelota y pateándola le demuestran su amor

¿Una locura digna de mejor causa?¿Un negocio vulgar y silvestre?¿Una fabrica de trucos manejada por sus dueños? Yo soy de los que creen que el fútbol puede ser eso, pero es también mucho más que eso, como fiesta de los ojos que lo miran y como alegría del cuerpo que lo juega.Por más que los tecnócratas lo programen hasta el mínimo detalle, por mucho que los poderosos lo manipulen, el fútbol continua queriendo ser el arte de lo imprevisto. Donde menos se espera salta lo imposible, el enano propina una lección al gigante y un negro esmirriado y chueco deja bobo al atleta esculpido en Grecia.



Un vacío asombroso: la historia oficial ignora al fútbol. Los textos de historia contemporánea no lo mencionan, ni de paso, en países donde el fútbol ha sido y sigue siendo un signo primordial de identidad colectiva. Juego, luego soy: el estilo de jugar es un modo de ser, que revela el perfil propio de cada comunidad y afirma su derecho a la diferencia. Dime como juegas y te diré quien eres: Hace ya muchos años que se juega al fútbol de diversas maneras, expresiones diversas de la personalidad de cada pueblo, y el rescate de esa diversidad me parece, hoy día, más necesario que nunca. Estos son tiempos de uniformización obligatoria, en el fútbol y en todo lo demás. Nunca el mundo ha sido tan desigual en las oportunidades que ofrece y tan igualador en las costumbres que impone: es este mundo de fin de siglo, quien no muere de hambre, muere de aburrimiento.

Yo no tenia mas remedio que pedir las palabras lo que la pelota, tan deseada, me había negado.
De ese desafío, y de esa necesidad de expiación, nacieron estos textos. Homenaje al fútbol, celebración de sus luces, denuncia de sus sombras. Yo no sé si ellos son lo que han querido ser, pero  han crecido dentro de mí y han llegado ya a su último minuto y ahora, ya nacidos, se ofrecen a ustedes. Y yo me quedo con esa melancolía irremediable que todos sentimos después del amor y al final del partido.

Extractos de "Fin del partido" del crack de la Celeste, Eduardo Galeano.